Wednesday, February 15, 2006
El gato del rabino y el Ayin Tovah
El Gato del Rabino es la historia de un Jasid.
Se entiende que “mirar” no sólo se refiere al hecho de ver o percibir lo que nos rodea; significa algo más profundo: mirar es la manera en que nos relacionamos con el mundo; la manera en que definimos los lazos que nos vinculan al mundo y a los demás.
Insisto: lazos que nos vinculan al mundo y a los demás. En este sentido, “mirar” es un viaje: un viaje hacia el Otro, un viaje que nos aproxima y nos acerca al Otro, al prójimo.
Se entiende ahora el título de este tercer volumen de El gato del Rabino de Joann Sfar: El Éxodo. Éxodo porque el rabino abandona su tierra natal para viajar a Paris. Pero, si se refiere sólo a esto, ¿por qué este comic no se llama simplemente "el viaje" o "viaje a Paris"?
Precisamente porque no es sólo un viaje, no es sólo un desplazamiento. El Éxodo del rabino no es un viaje a Paris: es un viaje hacia el Otro, es un viaje al corazón del Otro.
Y si se me permite, iré más lejos: el Éxodo del rabino implica que sólo a través de este viaje hacia el Otro, sólo a través de la relación con el Otro, se puede ser bondadoso y justo. Ese es el verdadero Éxodo, el verdadero camino hacia la libertad: el ser capaz de acercarnos al Otro.
En este sentido, este tercer volumen de El Gato del Rabino es un relato de encuentros del rabino con los Otros. Con su yerno, con otro rabino, con su sobrino, con su gato… Y en todos estos encuentros, el rabino se encuentra con el reto de comprenderles y de mirarles con el ojo benevolente.
Sólo así se explica el festín que se regala el rabino, comiendo alimentos que no son casher: no lo hace por placer ni por rebeldía. Intenta ponerse en el lugar del otro, del gentil o del judío que no cumple estríctamente con los preceptos marcados. Por eso creo que esa escena es tan tierna; porque no hay reproche en ella, ni odio, no resentimiento: hay un Éxodo del rabino que abandona por un momento aquello en lo que cree y se adentra en el Otro a través de la mirada benevolente.
“Bendito sea Padre Eterno que nos permite transgredir lo prohibido” dice el rabino cuando come cerdo, acogiéndose a la Ley que le autoriza a realizar ese viaje hacia el Otro.
Y aún así, a pesar de comprender las dudas del Otro, la visión del Otro, el rabino se muestra fiel a sus creencias y a su fe. En este sentido, el rabino actúa como un Jasid capaz de ver el mundo y de ver al Otro con la mirada benevolente.
Creo que en estos tiempos que corren, el judaísmo del rabino de Sfar puede servirnos de refugio ante tanto fanatismo e irracionalidad.
Conoci a un arabe un tanto radical en Granada (a veces, con tanta detencion, me he preguntado si el tambien seria de Hamas), que habia probado el cerdo, el decia que era necesario conocerlo para reprobarlo. No crei en sus palabras, me gustaba su conversaci'on pero desapruevo el extremismo. Pero tal vez sea necesario a veces hacer exodos para ver las cosas desde la distancia. La perspectiva a veces ayuda. Saludos
Eso sí, el lector de comics a veces se hace mucho de rogar (je,je)
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