Tuesday, September 23, 2008

 

El hombre araña y el hombre elefante

¿Qué tienen en común el Hombre-araña y el Hombre-elefante? ¿Y el Hombre-araña y los personajes de Feria de Monstruos, de Bruce Jones y Berni Wrightson?

Creo que bastantes cosas. Tanto Spiderman como el Hombre-elefante o la Mujer-rana han sufrido una extraña mutación biológica que les hace diferentes, excepcionales, frikies.

Pero también existe una diferencia esencial: las anomalías de los personajes de Feria de Monstruos se exhiben en los circos y se convierten en un espectáculo cruel e inhumano.

¿Por qué no ocurre lo mismo con Spiderman? ¿Por qué no le encierran en un circo para que el público vea como trepa por las paredes y se cuelga del techo como una araña gigante?

El mundo de los comics es injusto.

Esto se debe a los géneros narrativos. Los géneros se basan en convenciones muy estrictas que definen el marco narrativo de las historias y las características de los personajes.

Spiderman pertenece al género de los superhéroes. Feria de Monstruos al género de terror; y en estos dos géneros, las mutaciones biológicas tienen consecuencias muy diferentes, incluso antagónicas.
Las características extraordinarias de Spiderman son las que le hacen ser un superhéroe. Sin embargo, en los comics de terror, las características extraordinarias condenan a la burla y al destierro a quienes las tienen.

Se me ocurre una explicación inicial a este fenómeno.

La Mujer-rana o el Niño-pájaro, de Feria de Monstruos, han heredado de la rana y el pájaro su aspecto. Y esta herencia les estigmatiza y les excluye: les hace ser monstruos. El Hombre-araña, al contrario, sólo hereda los poderes de la araña, no su apariencia.

Lo que Spiderman tiene de araña no es visible: su sentido arácnido, su fuerza, su adherencia… En efecto, Spiderman tiene las habilidades extraordinarias de las arañas pero no parece una de ellas. Eso le permite ser un superhéroe y no un monstruo.

Spiderman no tiene cuatro pares de patas locomotoras; tampoco paraliza a sus presas con su veneno, ni les inyecta enzimas digestivas antes de devorarlas. Lo que Spiderman tiene de araña no se ve, es invisible, está oculto.

De hecho, para parecer una araña, Peter Parker tiene que disfrazarse. En este sentido, su disfraz busca mostrar aquello que está oculto; su traje y su capucha están diseñados para expresar que Spiderman tiene los poderes de una araña.

El Hombre-elefante, en cambio, se pone una capucha para ocultar que parece un elefante. Esta es la diferencia esencial.

En un superhéroe, el disfraz tiene la función de revelar algo, de comunicar ciertos atributos escondidos. En definitiva: tiene una clara función expresiva. Sin embargo, entre los monstruos que se disfrazan para pasar inadvertidos, el disfraz cumple la función contraria: no es expresiva sino oclusiva ya que busca ocultar los rasgos que les hacen parecer monstruos.

El mundo de los comics es injusto.

Friday, September 19, 2008

 

De Moisés a Superman

El pasado 9 de septiembre me entrevistaron en Radio Sefarad para hablar sobre la relación que existe entre la cultura judía y los comics, especialmente los comics de Superhéroes.

Podéis escuchar la entrevista íntegra que se emitió en el programa El trazo errante a través de este link.

La idea de la entrevista surgió a raiz del artículo que escribí para Zona Negativa hace unos meses, titulado "Los Superhéroes son judíos", y que podéis encontrar en este blog.

En esta entrevista me centro en los rastros de la cultura y de la religión judía que podemos encontrar en los comics de superhéroes; destaco la contribución del pensamiento judío al desarrollo de la cultura de masas; y finalmente recorro algunos comics "esencialmente judíos" como Maus de Art Spiegelman y Contrato con Dios de Will Eisner.

Wednesday, September 10, 2008

 

Super Ratón y los Superhéroes

Legalmente no; porque no es un personaje de DC ni de Marvel. Pero al margen del problema de que “Superhéroe” sea una marca registrada, ¿por qué no puede ser Super–Ratón un Superhéroe?

Algunos dirán que no es un Superhéroe porque no es humano; pero tampoco es humano Superman.

Otros dirán que no hace falta ser humano pero que, al menos, debe ser antropomórfico. Entonces ¿Super-López es un Superhéroe?

Me temo que tampoco. La primera solución que se me ocurre es que no existen los Superhéroes. Es decir no existe una categoría de personajes que se pueda denominar “Superhéroe”.

Y pienso eso por la sencilla razón de que no existe nada que todos los superhéroes tengan en común. Ni nada que sólo tengan ellos. Es decir: no existen como categoría. Por ejemplo, Superman y Batman no tienen casi nada en común. Sin embargo, Superman y Super-Ratón tienen bastantes cosas en común.

La definición tradicional insiste en que los superhéroes son seres humanos dotados de poderes extraordinarios que luchan para defender el Bien. Pero todos sabemos que Batman no tiene superpoderes. Y Spirit, por ejemplo, también busca defender el Bien, y no es un Superhéroe. A veces, los llamados Superhéroes son tan diferentes entre ellos que resulta complicado llamarles de la misma manera a todos. Resulta difícil nombrarles igual.

Tomemos a Spiderman y a Batman. El primero adquiere de repente unos poderes y su reto es encontrar QUÉ hacer con ellos. Batman en cambio, tiene una misión desde el principio (vengar a sus padres) y se esfuerza en saber CÓMO puede adquirir unos poderes que le permitan enfrentarse al Mal y vengarse.

En este sentido, Spiderman es un poder en busca de ética. Batman es una ética en busca de poder. No pueden estar más lejos el uno del otro.

Entonces, si no existe una categoría homogénea de Superhéroes, ¿de qué hablamos cuando hablamos de Superhéroes?: personalmente creo que no hablamos de personajes ni de roles: hablamos de un género narrativo.

Super-Ratón no es un Superhéroe porque pertenece al género de humor, igual que Super- López. Es más, podemos decir que ambos representan una parodia del género de Superhéroes.

Pero ¿en qué consiste este género de los Superhéroes? La pregunta es complicada. Yo diría que el género requiere de la presencia de varios elementos simultáneos.

Por un lado se necesita un enfrentamiento entre dos fuerzas. Una fuerza de cambio representada por el villano, y otra conservadora que quiere mantener el statu quo, representada por el héroe. Esta tensión es imprescindible en cualquier comic de este género: sin villano no hay héroe.

Por lo general, el enfrentamiento se da entre un héroe y un villano con una fuerza equiparable. Esta igualdad garantiza que la lucha no se resuelva rápidamente sino que se alargue en el tiempo. Pero al mismo tiempo, ambos tienen una fuerza superior a la de los ciudadanos normales. Esto obedece a una estrategia retórica que busca convertir la lucha entre héroe y villano en una lucha entre el Bien y el Mal. En ese sentido, el Superhéroe siempre es metafórico.

Otro punto interesante es que este enfrentamiento se justifica porque el Superhéroe se erige en defensor de los ciudadanos. Este punto es importante. Podemos decir que el héroe actúa en representación de los intereses de los demás, no en el suyo propio: esto le convierte en un Justiciero más que en un Vengador.

Por lo general este enfrentamiento siempre lo gana el héroe. Sin embargo, la victoria nunca es definitiva sino temporal. Evidentemente esto garantiza la continuidad de la saga pero, a la vez, explicita la debilidad y la precariedad del Bien que está permanentemente amenazado por el Mal: el Bien se impone pero nunca vence.

Pero hay un punto fundamental que no quiero dejar de lado: el género de Superhéroes es el único género que hace creíbles todos estos elementos. Este género requiere de la complicidad de los lectores para que acepten estas convenciones narrativas; en cualquier otro género, un tipo disfrazado de Superman despertaría no solo incredulidad sino también hilaridad.

Sólo en el género de superhéroes está el héroe a salvo de las risas y de las burlas. El género de los Superhéroes se erige así en un metarelato autoconclusivo, con sus propias y particulares reglas.

En este sentido, creo que podemos decir que un Superhéroe no se define tanto por sus propias características esenciales sino por el contexto en el que se mueve: así, diría que es Superhéroe aquél héroe que aparece en un comic de Superhéroes.

Este artículo lo escribí hace unos meses para Zona Negativa



Sunday, September 07, 2008

 

Las gafas de Superman

Todos sabemos que Clark Kent no necesita gafas. Entonces ¿por qué las lleva?

Algunos dirán que las lleva para que no se le reconozca. Los que opinan así, consideran que sus gafas buscan ocultar algo, camuflar una identidad: sus gafas funcionarían como máscara.

Este argumento es poco realista. Unas gafas no tienen la capacidad de ocultar la identidad. Haced la prueba y poneos unas gafas mañana: todo el mundo os reconocerá.

Creo que las gafas de Kent no tienen la función de ocultar, despistar o engañar. Más que máscara diría que son disfraz.

A diferencia de la máscara que busca ocultar la identidad, el disfraz busca modificar el rol manteniendo la identidad. Recordad cuando erais niños y os disfrazabais: no ocultabais quienes erais. Simplemente jugabais a cambiar de rol. Jugabais a ser Otro.

La mayoría de los Superhéroes juegan también a ser Otro. Pensad en Superman, Spiderman o Batman.

Estos tres superhéroes tienen un elemento fundamental en común: la doble personalidad. Los tres transitan entre dos identidades paralelas: su identidad real y su identidad disfrazada, su alter ego.

Sin embargo, y aquí está lo importante, este tránsito no se da de la misma manera en los tres.

Bruce Wayne es un hombre normal que se disfraza de Batman. Peter Parker es otro hombre normal que se disfraza de Spiderman. Los dos coinciden en que son dos hombres normales que se disfrazan de superhéroes.

Sin embargo, en el caso de Superman encontramos el recorrido opuesto. Superman es un superhéroe que se disfraza de hombre normal.

Habrá quien no esté de acuerdo con la hipótesis de que Batman y Spiderman son hombres normales que se disfrazan de superhéroes. O dicho de otra manera: quizá no comparta la idea de que son dos hombres normales y vulgares que se convierten en superhéroes al disfrazarse.

Pero fijaos en un detalle: tanto Spiderman como Batman sólo actúan como superhéroes cuando se disfrazan. En este sentido, el disfraz no sólo les identifica como superhéroes sino que les autoriza a serlo. Sin disfraz no hay poder.

Sin el disfraz, Batman y Spiderman son dos tipos normales. Superman, en cambio, requiere de su disfraz para ser normal: requiere de sus gafas. Por eso son tan importantes, porque son ellas las que le permiten jugar a ser normal.

En este sentido incluso iría más lejos; yo diría que las gafas de Clark Kent son la prueba irrefutable de que Superman es un Superhéroe.

Este artículo lo escribí hace unos meses para Zona Negativa.

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