Thursday, October 12, 2006

 

El paraíso terrenal, de Joann Sfar

El Malka de los Leones tiene el don de la oratoria: cuenta cuentos, fábulas, historias maravillosas. Ante los relatos del Malka, los ojos se abren, los corazones se alborotan, la respiración palpita. Su voz poderosa construye castillos, entusiasma y asombra.

“Una historia más, Malka, una más -le aclaman con entusiasmo- Una más”.

Pero el Malka se hace viejo. La muerte acecha y llega la hora de contar su última historia. Aquella por la que quiere que se le recuerde. La que será su epitafio.

El Paraíso Terrenal, de Joann Sfar, hermoso adiós a la vida.

Y pienso.

Si tengo que morir quiero que sea lentamente. Como el Malka de los Leones.

Tener tiempo para despedirme. Ver a los viejos amigos. Regalar los besos guardados, revelar amores callados, pedir perdón por los olvidos.

Reír una última vez mis torpezas, y dejar de resistirme a perdonar algunos engaños sin importancia.

Si tengo que morir quiero que sea lentamente.

Desvanecerme poco a poco. Alejarme sigilosamente y dejar que el desierto me envuelva con su suave indiferencia.

Y, como el Malka de los Leones, quiero poder contar mi última historia. La que quedará cuando me vaya. La que hablará por mí cuando yo falte.

Una última historia. La que siempre he querido contar. Mi historia soñada, sin fracasos ni naufragios; sin vergüenzas, sin miserias. Exageraré lo hermoso que he vivido e inventaré lo que no me haya sido dado. Será una historia apasionante, una leyenda.

Y, como el Malka de los Leones, quiero contarla bien, detenidamente. Para que mis amigos aprendan a quererla. Porque aunque será ficticia, será la que me hubiese gustado vivir.


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