Monday, May 29, 2006

 

Hideshi Hino: panorama infernal


Excepcional pieza del maestro del manga de terror y director de cine Hideshi Hino. Más dispersa que El Niño Gusano (recientemente publicada en castellano), es sin embargo más poética, más dramática, más rotunda.

A lo largo de 13 relatos, Panorama Infernal nos invita a otro descenso a los infiernos, a otro viaje al corazón del mal. Y digo viaje porque ese descenso hay que recorrerlo, poco a poco, paso a paso; y creo que eso es lo que distingue a Hino: la lentitud de la caída, la levedad de esa inmersión en la profundidad de las cloacas humanas. En el mal no se cae. Al mal se llega.

En este sentido creo que no es tanto el horror lo que caracteriza la obra de Hino, sino su génesis. El horror tiene su propia dinámica, desde que se engendra hasta que se pare. El horror está siempre aquí, a nuestro lado, entre nosotros: dentro de nosotros. Y dentro de nosotros se despliega, eclosiona, irrumpe. Y en algunos casos, nos embriaga.

Hino describe como nadie la parte más oscura del ser humano. Pero si en el Mister Hyde de R.L. Stevenson la maldad es provisional, en Hideshi Hino el viaje es sin retorno. De ahí el horror: el mal no se visita; el mal se habita.

Piénsese también en El Niño Gusano. Asombroso homenaje a la literatura de Franz Kafka y de Mary Shelley.

¿Por que me habré convertido en lo que soy ahora? -pregunta el Niño Gusano-. Lo mismo debió preguntarse Gregorio Samsa en La Metamorfosis. No hay respuesta. El infierno no se explica. El infierno solo se sufre.

Solo se sufre. Se sufre en Hiroshima, en Auswitch ... y se refleja en los ojos del Otro. Es más, emana del Otro. El salvaje es el Otro, el extraño es el Otro, el criminal es el Otro. Por eso no se puede escapar del infierno: porque no se puede escapar del Otro.

El Otro es inabarcable, inexpresable, inaprensible, irreconocible: irreconocible como el mal.

¿Cuándo cambiaron todos? - se pregunta el Niño Gusano después de asesinar- . Lo mismo debió preguntarse Frankestein. El mal no se reconoce a sí mismo. El mal es translúcido a su propia mirada. El infierno son los otros, decía Sartre.

El infierno. Son los otros.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribir con Bloglines Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-Share Alike 2.5 License.