Wednesday, January 11, 2006
De Asterix a Milo Manara
En relación con el tema de los esquemas iterativos de los que hablaba en la reseña anterior, donde analizaba a Asterix y a Maison Ikkoku, he recibido un interesante mail en el que un lector avispado me preguntaba si existe algún ejemplo de iteratividad dentro de un mismo capítulo. (Recuérdese que la iteratividad se refiere a la relación entre dos capítulos seriados).
La respuesta es afirmativa: es el caso de algunas obras paradigmáticas de Milo Manara.
Tomemos por ejemplo dos de sus obras más reconocidas: “El Clic” y “Cita Fatal”. Si analizamos la estructura de estos dos relatos veremos que coinciden en un punto fundamental: este punto es la iteratividad.
En “El Clic” podemos ver cómo Claudia Christiani vive permanentemente amenazada por un aparatillo que, cuando es activado por el Doctor Fez, despierta en ella los instintos eróticos más incontrolables.
Lo interesante de esta trama es ver cómo la configuración del relato se articula a partir del encadenamiento de un mismo acontecimiento que se actualiza en diferentes escenas. O lo que es lo mismo: “El Clic” se construye a partir de la sucesión de un mismo acontecimiento (un mismo hito) que se repite de manera secuencial y previsible. Lo único que se modifica es el lugar del encuentro, la intensidad del encuentro y, si tomamos los cuatro volúmenes de la colección, el personaje malvado que activa el “Clic”. Pero el hito, el acontecimiento, es siempre el mismo.
Es interesante resaltar el hecho de que esta secuencialidad no adquiere un valor narrativo sino acumulativo. En esto se basa Manara. No existe ninguna relación de causalidad entre las diferentes escenas. Manara simplemente las yuxtapone repitiendo el mismo hito.
Es evidente que esta fórmula iterativa requiere de la complicidad del lector que acepta esta repetición y reconoce en ella la estructura clásica del relato pornográfico: un mismo acontecimiento que se repite a través de diferentes escenas, o lo que es lo mismo: diferentes personajes haciendo lo mismo en diferentes escenarios.
Lo mismo ocurre con “Una cita fatal” donde Valeria está obligada a sufrir la misma situación cada día a la misma hora. No tiene escapatoria puesto que la estructura narrativa la ha condenado. De esta manera se observa como, en Manara, el esquema narrativo prima sobre el personaje que, en esencia, sólo existe para que en él se manifieste la estructura del relato.
Pero no nos equivoquemos; la iteratividad en Milo Manara no es una limitación. Al contrario: es la base de sus relatos. Precisamente este recurso estilístico otorga a los relatos del italiano ese ambiente de claustrofóbia, de inexorabilidad y de fatalidad. Las mujeres de estas obras no pueden escapar a la repetición secuencial de las escenas. Están condenadas a padecer de manera reiterativa la misma situación.
Pero ¿porqué no aburren estas dos obras de Manara? Manara no aburre porque es un maestro de la retórica. Manara sabe que, en “El Clic” y “Cita fatal”, la originalidad no está en lo que pasa, en el acontecimiento: está en la escena. Precisamente porque dentro de estas obras siempre se despliega la misma situación, precisamente porque los personajes son tan tópicos, Manara tiene que incorporar la originalidad en la escena: la selección del momento, del lugar, del ambiente de la escena son los elementos dónde Manara despliega su genio.
Podemos decir que Manara es un experto en dibujar aquello que diferencia situaciones que son exactamente iguales; es un maestro del adorno y del decorado: en definitiva, es un excelente autor barroco.
Que se lo está poniendo difícil para superarse a sí mismo y que los que le leemos quedamos expectantes...
Esto de la iteratividad se entiende mejor ahora.
Saludos, te seguimos leyendo...
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