Wednesday, December 14, 2005

 

El gourmet solitario


Acabo de terminar de leer un cómic maravilloso: " El gourmet solitario" de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi. Digo que lo acabo de terminar y me pregunto si realmente se "terminan" alguna vez los cómics de Taniguchi. Creo que más que "lecturas", los cómics del japonés son "invitaciones", "propuestas", "proposiciones". ¿Pero propuestas para qué? Propuestas para leer el mundo de otra forma.

"El gourmet solitario" me recuerda a Walter Benjamin, a ese maravilloso flâneur que disfrutaba descifrando el mundo que se oculta tras su apariencia más banal y a veces sombría.
Jiro trabaja en la misma línea y realiza con delicada maestria esta misma arqueologia de la banalidad. ¿Qué se esconde tras un plato de arroz? ¿Qué hay tras el manjû?: el mundo.

Ciertamente el tema no es original. Barthes ya escribió en 1970 "El Imperio de los Signos" donde analizaba la estructura de los signos en la cultura oriental. Jiro realiza la misma aproximación haciendo inteligible el mundo a través de la gastronomía, reconstruyendo el mundo a partir de los fragmentos culinarios. En este sentido Jiro se aproxima a la gastronomia en tanto que texto que se despliega a través de su consumo. El consumo se erigiría así en la actualización misma del significado de lo gastronómico. ¿No decía Barthes que el signo es una fractura que no se se ancla más que en el rostro de otro signo?

La elección de la gastronomía no es accidental. Los platos japoneses no son sólo elementos culturales de consumo sino "indicadores" o incluso "síntomas" de su orientalidad. Y otra cosa importante: son unos síntomas que exigen una "parada" para su lectura. El protagonista del cómic debe "pararse" para comer, "detenerse" para degustar los platos: detenerse mientras el mundo sigue. Hermosa metáfora de la atención y del distanciamiento que ésta requiere.

Pero quizá lo más extraordinario de este recurso a la gastronomía por parte de Taniguchi es su velado sentimiento melancolico. El gourmet, en sus encuentros en los restaurantes, no puede evitar señalar aquello que sus banquetes tienen de "regreso", de "reencuentro" y de "reconciliación", con su cultura y con su pasado. ¿No buscaría comer aquello de lo que busca confesarse?

Comments:
Hola, Jordi.
- Antes de nada: felicidades por tu bitácora.

No he leído ese cómic, -me apunto el título para la lista de regalos a pedir estas Navidades-. Pero me parece acertado, -y casi inevitable-, el argumento gastronómico dentro de una historia, sobre todo, japonesa.

Creo que fue en el último libro de Donald A. Norman sobre Diseño Emocional donde citaba las fiambreras japonesas como ejemplo de ese acto contemplativo y reflexivo que supone enfrentarse a la comida.

Contiene un menú completo (cumple su función). Pero además aporta una lectura emocional que va mucho más allá de la mecánica del acto de comer.
Y me puedo imaginar a un empleado en el momento de evasión y recreo que supone destapar el manjar.
Y me puedo imaginar al cocinero disponiendo una comida que va a ser consumida sin remedio, pero dotándola de un mensaje más amplio.

He encontrado una página con ejemplos de fiambreras infantiles que ejemplifican esa sensibilidad (multifuncionalidad) oriental, además de representar un cómic en si mismas:
www-personal.umich.edu/~msittig/bento/
 
Enhorabuena por el blog. A favoritos. Justamente la semana pasada encontré este manga en una tienda de segunda mano. Ciertamente curioso.
 
Esta publicado en castellano?
la verdad es que tiene buena pinta, y parece que va en la ondea de el caminante un tebeo pausado y "tranquilo".

un saludo y buen blog ;)
 
No creo que esté publicado en castellano. En cualquier caso si te gustó "El Caminante" seguro que disfrutarás con "El olmo del Cáucaso". Es una maravilla.
 
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