Sunday, December 18, 2005

 

Corre Bong-gu


Entrañable manhwa del coreano Byun Byung Jun que se suma a sus anteriores obras "Primer amor" y "Princesa Anna".

Recuerdo pocos comics con tantos espacios comunes, con tantas viñetas compartidas; efectivamente, lo que llena las escenas no son tanto los personajes como las relaciones que nacen entre ellos: roces, miradas, manos que se encuentran, pisadas cómplices...

En este sentido, "Corre Bong-gu" es una historia de encuentros, a veces improbables, inverosímiles, pero siempre esperados, tanto por los personajes como por el lector. ¿No es necesaria entonces la complicidad del lector para encajar la historia? ¿No se exige pues la intervención del lector que, con su fe en el encuentro, renueva la suave esperanza que tiñe la mirada de los personajes?

Se ha escrito bastante sobre el recurso a los colores en esta obra: unos colores con gran carga simbólica y emotiva que contribuyen a comunicar aquello que las palabras callan. Es cierto que los silencios vacían muchos espacios (mirad si no los diálogos mudos en la página inferior) que el lector acaba completando con generosa complicidad.


Digo que se ha escrito ya sobre los colores pero no tanto sobre la disposición de los personajes "dentro de estos colores" (¿Acaso no son los colores el código que nos desvela Byun Byung Jun para poder leer los paisajes?). Observad detenidamente la disposición de los personaje dentro de cada escena: no es aleatoria, ni siquiera principalmente estética. La disposición no obedece a las leyes de la composición sino que avanza y descifra, poco a poco, el desenlace de la obra. En este sentido, los personajes comparten momentos en un continuum narrativo, se acercan, retroceden, titubean y, finalmente, se encuentran en un horizonte anunciado.

Como apuntaba más arriba, este desenlace es ciertamente previsible. Algunos verán en eso un problema. Personalmente no creo que lo sea. La previsibilidad que se cumple no hace más que denotar la existencia de unos códigos compartidos y, en ese sentido, presupone una intervención activa del lector en la configuración de la obra. Probablemente sea este mismo activismo el que Byun Byung Jun exije al "lector ideal" cuando éste se enfrenta a los silencios y a los diálogos mudos. En este sentido, más que silencios, quizá sean más bien tenues y veladas invitaciones a la esperanza.


Comments:
En cuanto a lo previsible del desenlace, creo que los finales imprevistos funcionan mejor en historias breves, como en los chistes. Pero en las historias en las que tienes tiempo de establecer un vínculo emocional con los personajes, se agradecen los finales "esperados".
Tambien se podría buscar una analogía en la música, en la confirmación de las resoluciones armónicas -de la dominante a la tónica- y en la satisfacción que uno encuentra en ellas.
 
Planteas un tema muy interesante. El de si la extensión de un texto requiere un tipo de resolución específica. Nunca me lo había planteado. Prometo pensar en ello. Pero no veo la reflexión fácil. Pero a nuestro favor tenemos que disponemos todo el tiempo del mundo.
 
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