Friday, November 18, 2005

 

La transición entre viñetas

Un tema interesante es el del espacio entre viñetas. Personalmente no niego la importancia del espacio entre las viñetas. De hecho, creo que este espacio es más importante de lo que se ha apuntado en algunas ocasiones. Leyendo algunos comentarios deduzco que se reduce el espacio entre estampas a "relación", es decir a vínculo: según algunas aproximaciones, el espacio sería aquello que posibilita o expresa la transición; sin espacio no habría secuencia: la obra sería un cuadro. Yo iría más lejos: el espacio no solo introduce la secuencialidad (el espacio crea las unidades textuales independientes) sino que incorpora el silencio; irrumpe en el texto, configura los "puntos de atención" y disecciona el discurso; pero lo que es más importante: al contrario del cine moderno en el que la secuencialidad se basa en el encadenamiento (es evidente que el "montaje" deriva en naturalismo), el comic visualiza esa relación ficticia entre "estampas" y no oculta la manipulación. El espacio entre "estampas" es la huella del trabajo del artista que descompone el movimiento y la historia narrativa. Esto abre otro debate interesante: ¿la percepción humana se construye secuencialmente o por impactos? ¿La secuencialidad es una estrategia de la mente o una estrategia narrativa? La pregunta puede parecer superflua pero me vienen a la mente casos paradigmáticos de esta reflexión: en literatura Peter Handke no es secuencial; tampoco lo es siempre, en el campo del comic, Baudoin. ¿Cómo definir a Juan Uslé cuando dibuja secuencias en el interior orgánico del impacto?

Comments:
Creo que la percepción tal como la planteas no es algo natural, sino de hábito y educacional. Puede "educarse" al espectador/lector para la apreciación secuencial o concatenada. El ejemplo más claro es el del cine actual. El cine antiguo es más secuencial que concatenado, pero por referentes actuales el nuevo cine orientado a adolescentes se basa más en la concatenación de imagenes impactantes. Se me ocurre a botepronto una película como "resident evil 2" en la que se suceden un monton de imagenes impactantes de forma bastante similar a la de los videojuegos. Se dice que los videojuegos y el cine se estan fusionando en lenguaje pero ambos persiguen en principio objetivos diferentes. En el videojuego las secuencais de video se intercalan en mitad del juego para revelar algo y buscar el impacto visual. Para el cine la secuencia es de por si el lienzo en blanco por lo que debe llenarse de conceptos sin buscar tanto el impacto inmediato. La labor narrativa es más secundaria en cuanto a planificaciónen el cine. En el cine toda la planificación se hace desde un punto de vista narrativo en el sentido más clásico, sin buscar tanto el impacto puntual como el avance hacia lo narrado o el desarrollo de un concepto.

Ordenando un poco las ideas, vivimos quiza una época en que se ha generado cierta corriente en que el continente supera en cuanto a intencionalidad al contenido. Eso puede gustar más o menos (las vacas sagradas que llevan much otiempo en esto lo tildan de perversión), ahí no me meto pero al final la diferencia radica en esto. Si el autor a través de una narración pretende desarrollar una idea que subyace en el relato utilizará una narración más secuencial mientras que si busca impactar visualmente al tiempo que narra quizá de una manera menos precisa y profunda se decantará más por la concatenación de secuencias. Estoy utilizando cliches conscientemente para simplificar el batiburrillo de mis ideas.

De todos modos, y volviendo a lo que decía al principio, la apreciación de una u otra depende del tipo de obras que consumas y te impacten. De ese modo puedes decantarte por una de ellas o disfrutar de ambas.

Esto convierte esta elección en una herramienta más para los autores que pueden explorar más profundamente el medio en que trabajan y enriquecerlo explorando cada una de las posibilidades que ofrecen.

Espero que trás esta extensa paja mental haya quedad algo claro.
 
Lo primero, congratularme por un nuevo espacio en el que reflexionar acerca del cómic, cómo se hace, cómo se concibe, cómo funciona, cómo se lee... la teoría de este medio en definitiva. Desde hace tiempo me interesa la esfera conceptual del arte. Creo firmemente que la reflexión es buen abono para disfrutar más del tebeo, tanto a la hora de crearlo como a la hora de leerlo.
Le deseo éxito a este weblog y espero que la concurrencia de opiniones sirva para sacar a la luz nuevas ideas y puntos de vista en este terreno.

Y ya refiriéndome al tema de este post, lo del espacio entre viñetas tiene su miga. Tanto si "está dibujado" como si no, la importancia de eso que se llaman "calles" (para llamarlas tales es casi indispensable que "estén dibujadas") o "gutter" (este término, más abstracto*, si encaja la ausencia de calles o espacios entre viñetas) es crucial. Más allá de cuestiones compositivas, de diseño o de ritmo visual, más allá de su relación con el "tempo" de la historia, el espacio entre las viñetas es un territorio de magia y participación. Es el lugar en el que el lector se implica para reconstruir activamente la continuidad de la historia, para completar las elipsis, cerrar los espacios discontínuos, aportar con su experiencia previa y con su imaginación... Este espacio es, ni más ni menos, el lugar en el que el comic cobra sentido, vida, en el que se realizan las expectativas del autor, en el que funciona la mecánica del lenguaje del cómic. El señor McCloud sabe mucho de esto; relean su "Understanding Comic".
Efectivamente, el espacio entre viñetas es la herramienta para expresar la secuencialidad. El autor se sirve de esas interrupciones (no tiene más remedio que servirse de ellas), y, dependiendo de su conocimiento del medio, de sus habilidades, de su inventiva, podrá otorgarles sentido, derá capaz de meter ahí dentro más o menos cantidad de historia sin necesidad de dibujarla, podrá provocar en el lector más variadas emociones,...
Pero también podrá arruinarlo todo, perder el ritmo, el clima, la tensión,...
En fin, un concepto interesante este del espacio entre viñetas. Ojalá que la gente se anime a reflexionar sobre el asunto. Estaría bien poder llegar a una modesta gramática de uso de este recurso.
* La traducción del inglés:
GUTTER:
1 (de una casa) canalón
2 (en la calle) alcantarilla, cuneta: someone was lying in the gutter, alguien estaba tendido en la cuneta
3 (los) barrios bajos
 
No estoy de acuerdo con la importancia del espacio entre viñetas en el sentido en que lo estáis planteando de ausencia de imagen, -quizás no os he entendido bien...

Para no arruinar el ritmo, el clima, la tensión..., más que la interrupción, la clave del éxito está en las propias viñeta.
El tamaño (ancho) de cada imagen, el número de detalles, y la cantidad de texto, marcan el ritmo de la secuencia.
Por ejemplo: “Tempo largo”, escena larga, visualmente ancha. No “viñeta estrecha rodeada de espacio para la reflexión”. Eso se podría leer como “breve”.

Por otra parte, para discutir la idea de que "sin espacio no habría secuencia: la obra sería un cuadro"... Imaginemos la representación de un campo de hierba que es recorrido por dos personajes. La imagen del campo es única y representa la totalidad del paisaje-recorrido. Y las figuras protagonistas podrán repetirse de izquierda a derecha representando el movimiento y, sobre todo, cada punto en el que, por ejempo, conversan o se detienen. El ritmo de la conversación, y por tanto el ritmo de la escena viene dado por la distancia (espacio, sí; pero dibujado) entre cada momento dibujado dentro de una misma viñeta.
El paisaje da continuidad, los personajes marcan la secuencia, y el espacio (que forma parte del paisaje) marca el ritmo.
 
Sin quitarte razón en lo de los tiempos en función del formato y tamaño, debo decir que me parece un poco más complejo el asunto. El ritmo de lectura no lo marca solo el tamaño de la viñeta; en cambio, son una serie de factores los que, en solitario o combinados, modifican la percepción subjetiva del discurrir temporal y el tiempo objetivo de lectura.

Por ejemplo, un factor determinante en el "tiempo de adquisición" de la imagen por parte del lector es la complejidad de la misma. Complejidad que podemos cifrar en términos de claridad en el modo de representar, cantidad de elementos representados, grado de elaboración del estilo gráfico del dibujante... El tiempo que el lector dedica a desentrañar y comprender cada viñeta es fundamental y determina el ritmo de lectura, pero también la percepción relativa a la velocidad del relato. Si leemos más despacio, dedicando más atención a cada cuadro, si cada viñeta ños cuenta un montón de cosas, entonces tenemos la sensación de que todo discurre más despacio (admito que esto es una generalización y que no es difícil encontrar ejemplos que no se ajustan a este patrón).

Otro factor importante en el ritmo de la historia es la densidad narrativa; por decirlo de algún modo, la abundancia o economía de imágenes empleadas para contar o describir algo.

Un tercer factor es el tipo de transición entre viñetas (de verdad, repasad a Scott McCloud, que en este aspecto propone una clasificación de tipos de transición entre viñetas muy interesante). Parece obvio que el tipo de elipsis y la cantidad de elipsis contenida en el "gutter" es, finalmente, el factor de mayor peso y también el más complejo a la hora de modular el "tempo" de la historia y al determinar la cantidad de tiempo que se narra a lo largo de las viñetas.

Lo secuencial es un concepto que puede sustentarse en diferentes aspectos, y no sólo vehicularse mediante la interrupción visual más o menos convencional que propone la tradicional separación de viñetas consecutivas. Al final, en un tebeo bien pensado y bien hecho, el factor tiempo y todos sus componentes (duración contenida en la historia, velocidad relativa del discurso, agilidad del relato, tiempo de lectura empleado) es fruto de un monton de elementos. La combinación de los mismos es uno de los recursos de que disponen los creadores para dar vida a la magia del cómic.

Para terminar, te propongo una idea: ¿no sería más acertado pensar que el formato y tamaño de las viñetas puede estar más relacionado con el clima, con el tono y con las cuestiones de ambiente y estética? Por supuesto, muchas veces, el formato y tamaño de una viñeta viene determinado por lo que contiene...
 
Gracias por vuestras interesantes aportaciones. He incluido el link de McCloud en el blog.

Me apunto vuestra reflexión sobre la elipsis contenida en los gutters. El problema que encuentro es que algunos puntos no explican el ritmo en Taniguchi. Parecería que Taniguchi barre las convenciones sobre el ritmo narrativo. La elipsis temporal entre las viñetas de "El caminante" por ejemplo, son elipsis muy "cortas en el tiempo", y sin embargo contienen mucho "tiempo subjetivo". Entre dos viñetas de Taniguchi en esa obra "pasan pocas cosas y pasa poco tiempo" y sin embargo, el autor logra dilatar ese espacio y logra que nos detengamos ante esa ausencia de acción. Taniguchi logra como pocos llenar de significado el vacío de acción.
 
En primer lugar, feliz navidad.

Efectivamente (y sobre esto también sugiere algo el ínclito McCloud), el manga -el artista japonés en general- maneja el tiempo de otra manera. Hay un primer condicionante de base que marca una profunda diferencia a la hora de distribuir tiempo de la historia en un tebeo occidental por comparación con uno japonés: el espacio disponible. La carga de información por unidad de montaje tiende a convertirse en un juego (una prueba si se quiere) de ingenio para el autor occidental, que se ve obligado a contarnos una historia en 48 páginas, o aún en 64 o 96. Por tanto, ha de ser esquemático, elíptico, tiene que ir al grano y hacer avanzar la historia, hacerla saltar, en realidad, de una viñeta a otra. El japonés no cuenta con esa limitación de espacio. Hay una idea que su editor aprueba, hay un mercado dispuesto a leer páginas y páginas, dispone de todo el espacio que necesite para ir dimensionando y extendiendo su idea según los dictados de las estadísticas de ventas. La planificación no se concibe como un molde fijo, sino como una adaptación a los dictados del éxito entre los lectores. Todos los que nos interesamos por el cómic japonés sabemos de esos títulos que se dilatan fácilmente por encima de las 1000 páginas. Exceptuando a Otomo y algún que otro "bicho raro", no es frecuente que el autor japonés practique ni el "tiro corto" ni el "tiro medio". Lo suyo son las grandes distancias, el gran fondo. Y eso hace que su planteamiento del "tempo", que su manejo del ritmo sea tan diferente. El detalle accesorio y lo intrascendente tienen cabida e incluso importancia como moduladores, como adjetivadores de la acción.

Por debajo de algo tan prosáico como el formato de publicación subyace un hecho determinante: la diferencia cultural. La percepción de la realidad, la relación con el entorno y la interpretación de todo ello a la hora de crear, están mediados por una sensibilidad diferente, por otra manera de entender en mundo. El japonés presta atención a otras cosas, concede importancia a otros detalles. Para él los silencios tienen su propio significado, la quietud, el vacío, la sencillez...

La fragmentación del tiempo y la ordenación de las piezas es una de las partes más interesantes de cualquier forma narrativa. Es con lo que juega el autor para crear su "intriga", para contar a su manera. Se puede narrar linealmente y desde un sólo punto de vista; éste podría ser el modo básico. A partir de aquí lo que queramos: historias paralelas, ramificaciones que van quedando colgadas de la trama principal, argumentos que se entrelazan, que se funden, que se separan, saltos atrás y adelante en el tiempo... El caso es que el artista japonés cuenta las cosas a su modo, mediado por su cultura, por su propio código de comunicación y por diferentes planteamientos y condicionantes editoriales. Así, es frecuente ver cómo los japoneses se recrean en los matices de un momento, diseccionando aspectos de una acción que un occidental apenas deja sugeridos por falta de espacio. La forma en que son capaces de dilatar el tiempo, alterando de un modo inquietante unas veces y cansino otras el ritmo de la acción, es uno de los principales elementos de la fascinación que producen en nosotros. Es curioso cómo, con esa acumulación de viñetas para narrar tan poco, provocan una especie de efecto de "congelado" o de "cámara lenta" que tiene la virtud de introducir otras dimensiones en lo que se cuenta, que abre espacio para sutiles modulaciones del clima, de los sentimientos de los personajes, del significado de un momento y un lugar.

Creo que para leer manga hay que cambiar de planteamientos, aceptar que todo va a suceder de acuerdo a otros esquemas, con otro tempo y expuesto con otros recursos.

Una reflexión para terminar: ¿por qué a los que llegamos al manga con cierta edad (digamos más de 20 años) nos costó un cierto rodaje el poder leerlos y disfrutarlos con mediana fluidez? ¿por qué, en cambio, a los chavales de corta edad les engancha desde el primer vistazo? ¿no será que éstos últimos no están todavía "educados", que aún carecen de un sistema "cerrado" de percepción? Su mente está libre de prejuicios culturales y de muletas adquiridas...
 
Interesante reflexión. Fíjate lo que me ocurrió hace unos meses. Le regalé a una amiga "El caminante" de Taniguchi, y una hora despúes de regalárselo, ya lo había leído. Me dijo "Ya lo he terminado. Se lee muy rápido". Me quedé un poco sorprendido. Era cierto que "lo hubiese leído" pero... ¿espera Taniguchi que se pueda leer en una hora? ¿el ritmo propuesto por el autor invita a recorrer el libro en una hora?. Creo que aunque se pueda leer en una hora, no debe leerse en una hora. Leer tan rápido implica saltarse las comas, los espacios, las pausas y sólo leer lo escrito. Creo que se dejó medio libro fuera de la lectura.
 
Si, amigo Jordi. Como a tantos conocidos a los que he dado a leer cualquier joya, su amiga seguramente no hizo otra cosa que sobrevolar la historia, quedándose en la superficie de las imágenes y los textos, vistas unas y leídos los otros de manera simuntánea pero apenas integrados.

Un tebeo no sólo se ve. Y no sólo se lee. Un tebeo se lee, se ve, se reconstruye, se interpreta, se completa... La convivencia de lenguanjes dentro del medio implica por parte del lector el despliegue simultáneo de varias actividades, habilidades y competencias. Y no es difícil concluir que la intensidad y el calado de una "lectura" será directamente proporcional a la experiencia previa con el medio y al hábito de conjugar todas esas capacidades simultáneamente.

Presumo que sintió una pequeña decepción por la lectura superficial que su amiga hizo de ese disfrute que Vd. intentaba participarle. Igual que la he sentido yo en esas ocasiones en que, ilusionado, he regalado o prestado algún tebeo que me ha emocionado especialmente, y he comprobado la tibia reacción, el escaso aprecio y la premura al leerlo.

El tipo de lectura que Vd. hace y que le permite reflexiones y análisis como los que podemos leer en sus entradas, son fruto de un conocimiento del medio, de una experiencia y un contacto dilatados con los tebeos, y de una inquietud y un interés que responden a su pasión por ellos. No es algo que podamos presumir, ni siquiera, en la mayoría de los lectores de cómic habituales.

Para concluir, ¿no creen que deberíamos ser capaces de encontrar un término que exprese en todo su sentido lo que comporta "leer" un cómic? Propongo que lo busquemos, o incluso que lo inventemos.
 
Buen reto y excelente sugerencia. Prometo preparar un primer post para empezar a debatir el tema de "qué significa leer un comic".
 
¡Buenas tardes y Feliz Año!

Vuelvo a retomar este hilo, para seguir "polemizando" ;)

Coincido en lo que comentaba Crocus sobre qué factores influyen, o puden influir, en el tempo narrativo.
Sólo pretendía discutir la importancia o sentido del espacio entre viñetas.
Y lo que había entendido de vuestros comentarios es la importancia de la separación física entre imágenes. La importancia de ancho del gutter.

Tampoco estoy de acuerdo con que sea "el lugar en el que el lector se implica para reconstruir activamente la continuidad de la historia".

¿Qué da sentido a un espacio? ¿El propio espacio? Claro que no.
Lo que da sentido es la siguiente viñeta. La elección del "plano" que se va a representar.

Por tanto, ¿cuál es la importancia del espacio entre viñetas? la de significar la importancia de la siguiente escena.

La elipsis la provoca la viñeta que demuestra que ha habido un salto. No el propio espacio. Y es en esa viñeta donde se da el salto mental, donde el lector participa recreando lo que falta cuando ve lo que sigue. Y la clave del éxito entre esas dos porciones de la historia depende del plano previo y del plano siguiente.

En realidad, la clave del éxito de un cómic reside en la elección de cada plano, de cada viñeta.

En el propio libro que se recomendaba, McCloud ejemplariza con una secuencia de tres imágenes varias formas de "detener" el tiempo. En la primera, un hombre hace un comentario; en la central un hombre está pensando; y no responde hasta la tercera viñeta.
Una forma de representar la pausa es dando más espacio al "gutter" que aisla la segunda escena. Sin embargo, la más efectiva es la de dar mayor ancho a la viñeta que representa esa pausa o reflexión.

La velocidad para leer un espacio en blanco es casi simpre la misma porque siempre contiene lo mismo: espacio en blanco.
La velocidad para leer una imagen es distinta porque, como comentabas en un post anterior, existen más recursos gráficos y textuales para expresarlo.


Por otra parte, cambiando de tema y enlazando con la propuesta de crear un lenguaje propio para el mundo del cómic... Reconozco que puedo ser un espíritu algo menos entusiasta de este mundillo, pero las analogías en el mundo del arte y "alrededores" son muchas y muy útiles.
¿Es distinto disfrutar un cómic que escuchar múscia o degustar un plato de comida?
Los hay que escuchan, lo hay que oyen, quienes degustan, quienes se alimentan, y quienes tragan.
Leer un cómic comportará más o menos con arreglo a las espectativas personales, a las inquietudes y a los gustos.
Y dependerá del propio cómic, claro.

Otra cuestión es que libros como el de McCloud, y bitácoras como ésta, den una visión distinta del comic que ayude a dignificarlos y a comentar y compartir su arte.
Pero crear un lenguaje propio iría, creo yo, en contra de ese fin.
 
Aunque,claro,tengan en cuenta que aun no todo esta dicho.Siempre hay cosas que se pueden reinventar.A partir del tema estuve indagando por ahi y me tope con una pagina web donde hay una historieta que puede ser un nuevo punto de partida.La pagina es www.pmproduxiones.com,y la historieta es "Ultima morada".
 
Gracias, consultaré la página.
 
Hablando de elipsis, lo que tenemos son los dos extremos de un segmento de tiempo. La primera viñeta es el antes y la segunda el después. El gutter, el espacio entre ambas, sea del ancho que sea, esté dibujado o no, es el depositario de todo lo que separa ambas imágenes para reconstruir el segmento de acción al completo.

Les propongo un ejercicio.
Imaginen dos viñetas.
En la primera tenemos a un hombre que sube a un avión con equipaje de mano, gafas de sol y camisa hawaiana, aunque en el aeropuerto la lluvia cae de un cielo plomizo y los demás pasajeros visten con gabardinas y ropa de abrigo. El dibujante ya nos está dando indicios de la desesperación de nuestro personaje por comenzar a disfrutar de sus vacaciones. O, ¿quien sabe?, quizá se trata de un fugitivo de la justicia que ha equivocado el disfraz en su atropellada huída. Todo depende del contexto previo planteado en el desarrollo de la historia.

En la siguiente viñeta, la segunda de nuestro ejemplo, nuestro amigo se encuentra tumbado en una hamaca en una playa de Tenerife, con sus gafas, su camisa hawaiana y su equipaje de mano. Solitario, sorbe una piña colada al borde del mar, otra vez bajo la lluvia que parece llevar tras de sí a donde vaya. Seguimos interpretando indicios: el tipo tiene tan mala suerte que no va a poder disfrutar de sus vacaciones, o es tan torpe que ha escogido la temporada de lluvias, o se ve obligado a quedarse bajo el aguacero para que sus perseguidores no le echen el guante... Todo dependerá de lo que nos haya contado antes el autor.

Vale. Hasta aquí, hemos interpretado los signos gráficos contenidos en las viñetas. Ahora vamos a establecer una relación de continuidad entre ambas viñetas, vamos a interpretar la elipsis. Por economía de espacio el autor selecciona momentos relevantes para ir desgranando la historia, así que nos ha ahorrado lo obvio: si el tipo está subiendo al avión y luego aparece en la playa, está claro que ha entrado en la aeronave, ha localizado su asiento, el avión ha despegado, bla, bla, bla, hasta que él ha llegado a la playa. Todo esto, que es tan obvio en el ejemplo que propongo, resulta de una importancia extrema para que el cómic funcione. Dependiendo del ritmo de la historia, el propio lector tenderá a rellenar de un modo más o menos detallado esos espacios vacíos. Hay autores que plantean un nivel de exigencia mayor que otros. La próxima vez que experimenten dificultades en la lectura de un tebeo, parénse a reflexionar si el problema responde a que no han sido capaces de reconstruir lo que el autor se ha saltado, lo que da por implícito. O si tal vez, por exceso de confianza en sus propias dotes narrativas o por torpeza e incompetencia, él mismo nos ha escatimado datos (viñetas, símbolos, objetos, lo que sea) imprescindibles. ¿Cuánto es lo que deja a nuestra imaginación? ¿Cuántos indicios visuales nos ofrece para que demos ese salto por el hiperespacio del gutter? ¿Cuánto somos capaces nosotros mismos de aportar en ese vacío para completar lo omitido? ¿Es posible que cada lector reconstruya mensajes diferentes? ¿Es posible que aportemos más detalles de los que el propio autor ha dejado en el aire?

Ahora volvamos al ejemplo y supongamos que el autor nos ha facilitado unos indicios previos y que la propia historia nos da pistas para interpretar ese vuelo tan elíptico de nuestro turista. Tal vez reconoció a uno de sus perseguidores durante el vuelo y por eso ha tenido que evitar ir a su hotel. Quizá no pudo recoger el paquete que otro pasejero tenía que darle y por ello no puede regresar. Quizá... sí, quizá un montón de posibilidades, pero, además, un sinfín de pequeños detalles que cualquiera que haya viajado en avión puede suponer: la charla incómoda con el vecino de asiento, los lingotazos de whisky para atemperar el miedo a volar, las miradas lujuriosas a las pantorrillas de las azafatas... detalles que ayudan a dar verosimilitud (semejanza con el modelo de realidad compartido). Es mucho lo que cabe entre dos viñetas consecutivas. Pararemos de imaginar allí donde la historia lo pida (bien por los antecedentes o bien por el ritmo), o allí donde nuestra imaginación se quede corta, o allí a donde nos haya conducido el autor con su selección de indicios.

Voy llegando a mis conclusiones. El ritmo de lectura lo dan el tono de la historia, el tempo impreso por el autor y el grado de esfuerzo requerido para interpretar las imágenes (no es lo mismo una viñeta de Hugo Pratt que otra de Alex Niño). Discrepo en cuanto a que el formato de las viñetas marque la velocidad (de la historia o de la lectura). Acepto que contribuye a generar sensaciones (la percepción está de por medio y no es lo mismo un formato vertical que uno apaisado) y que puede incluso connotar la dimensión temporal de un relato, pués claramente tiene la virtud de modificar el clima.

Por tanto y a los efectos que nos ocupan, creo que hay tres ingredientes que se combinan en diferentes proporciones en la lectura de cada obra.
- Primero, el ritmo que el autor da a la historia, la cantidad de cosas que cuenta y la cantidad de tiempo retratado (en suma, cuánto quiere contar).
- Segundo, el grado de codificación de la obra (determinado por la cantidad de información dibujada, la complejidad gráfica y el nivel de descripción de lo representado).
- Y tercero, la experiencia previa del lector, tanto en lo que se refiere al mundo real como a la práctica en la lectura de tebeos, para resolver adecuadamente las elipsis (podemos llamarlo "nivel de competencia"). Me parece que la percepción del ritmo de la historia y la velocidad de lectura (que son dos cosas distintas) tienen más que ver con la receta de estos tres ingredientes aplicada en cada caso, que con aspectos de diseño de página o formatos-dimensiones de viñetas.
 
Muy interesante. Más cosas para ir pensando. Me lo apunto: la complejidad, la entropia y la necesidad de que lector y autor compartan un mismo código.
 
VISITE LA PAGINA RECOMENDADA POR LA LECTORA DE COMICS Y EN VERDAD QUE ES UN NUEVO INICIO.ES COMO SI LAS VIÑETAS FUESEN CADA MOVIMIENTO DEL MOUSE.COMO SI EL AUTOR DEJARA EN MANOS DEL LECTOR LA DIVISION DEL TIEMPO,LA VELOCIDAD Y LA ACCION.DA PARA UN POST,JORDI.
 
Visité la página que indica la Lectora de Comics y hay experimentos muy interesantes. Concretamente la historia que recomienda la Lectora intentaré comentarla en breve cuando hable de la adaptación de los comics a nuevos soportes. Saludos y gracias por el link.
 
Si aceptamos que el diseño y formato de las viñetas contribuye a generar sensaciones, ¿qué es el ritmo o la velocidad de la historia o de la lectura sino una sensación?
¿No será esa sensación producida por la secuencia de frases/viñetas/mensajes cortos o largos; es decir, por su diseño/formato/dimensiones?
Yo lo creo así.

Respecto al segundo aspecto: ¿Es necesario que una imagen sea compleja o que tenga mucha información para que dediquemos más tiempo a decodificarla?
¿Puede una imagen sencilla subyugarnos precisamente por la belleza de su simplicidad?

Y, a propósito de la experiencia del lector y del ejemplo de las dos viñetas con ese salto espacio/tiempo "sorprendente":
¿Puede/debe distinguirse al lector experimentado por ser capaz de resolver adecuadamente una elipsis? ¿Sería lo mismo presuponer que un buen aficionado al cine de suspense debería adivinar si el asesino es el mayordomo y prefiere constatarlo antes que dejarse llevar? ¿El ritmo para ese experto será distinto?
- Y, para ser un poco puñeterillo: ¿qué experiencia debe tener un lector de comics de ficción?

La eplipsis puede ser un recurso para evitar lo irrelevante, así como para atrapar al lector y posponer ese desenlace que sorprenda.
Personalmente, yo no quiero resolver las incógnitas. Al menos, no hasta que haya terminado la historia.


Estimado Crocus, creo que los ingredientes pueden ser tan variopintos como los gustos. Y resumirlos en tres se me antoja escaso.
Y, al menos para mí, la cuestión visual es importantísima: Contenedor y contenido contribuyen por igual. La concepción de una imagen impone el formato adecuado; no creo que se puedan desvincular.

... Pero es posible que me demuestren lo contrario...
 
Me parece interesantísimo todo lo que dice, Sr. Funcio. Me embarga cierta ansiedad, porque son tantos los temas que surgen... imposible dar abasto...

Creo que debemos admitir que hay un componente subjetivo de considerable peso en todo lo que estamos tratando. Me doy cuenta de que cada una de las cosas que se están argumentando son ciertas desde la perspectiva de la que parten. Pero, a la vez, casi todas, especialmente las mías, son susceptibles de ser matizadas de admitir diversas interpretaciones...

¿Qué podríamos hacer? Es un poco frustrante la falta de consenso en cuanto a una gramática de este medio y el exceso de lugares comunes tomados de otros medios. Estas herramientas implementadas desde la teoría de otras artes y mediosd e comunicación, producen un exceso de ruido conceptual que resta fiabilidad a las reflexiones y desvirtúa las conclusiones.

El problema es que carecemos de un corpus teórico sólido y bien argumentado, autoreferencial con respecto al tebeo. Sin un modelo que explique esta práctica desde planteamientos propios, es difícil emitir teorías, juicios y propuestas con la solvencia necesaria. Siempre habrá un espacio demasiado abierto para la subjetividad.

¿Qué podemos hacer? El Sr. Lector ya ha comenzado a caminar...¿y los demás?
 
Me parece que soy el menos acreditado en este foro, y no quisiera ser un elemento distorsionador. Me interesa el tema y encuentro estimulante el ejercicio crítico. Pero reconozco que mi postura, -en ocasiones agazapado a la espera de una argumentación a la que replicar-, es tan tentadora como cómoda y algo pueril: es más difícil y meritorio reflexionar y sintetizar como lo hacéis (constructivo) que cuestionar como lo hago (destructivo). No te frustres, que llegaréis a algo sólido. ...Procuraré no zancadillear ese "caminar" ;)
 
¡Qué va, Funcio! Vd. diga todo lo que piense y se le ocurra. Critique, comente, corrija lo que le parezca oportuno. Aquí somos todos aprendices hasta el día en que nos lleve de la mano ésa de la guadaña. El que crea que ya es maestro y que no tiene nada que aprender...

En ningún momento me ha parecido, ni por asomo, que los suyos sean comentarios destructivos. A mí, sus apreciaciones e ideas me han parecido llamadas de atención sobre puntos flojos, detalles que podrían no encajar,... Si he tratado de dar más explicaciones no ha sido por replicarle, quitarle la razón o cerrarle la boca. He tomado sus comentarios como acicates para seguir ahondando y perfilando las cuestiones, para mantener vivo el tema que estamos tratando aquí.

Verá: es fácil caer en la autocomplacencia cuando a uno le sale un razonamiento más o menos cerradito y redondo. Si además le replicaran dándole la razón, poco más se podría evolucionar en el tema que se esté tratando. Es más productivo que haya alguien capaz de ver los aspectos que flaquean, de poner en evidencia las contradicciones o, sencillamente, de llamar la atención sobre cuestiones que no se han contemplado.

Vd. siga poniendo la zancadilla, y los demás sigamos tropezando, o saltando, o lo que sea.

Una última explicación: mi comentario anterior no era derrotista. Quería poner de relieve algo que vengo constatando desde hace tiempo, esa carencia de un metalenguaje del cómic (algunos como McCloud o Sergio García ya han marcado algo de camino) y que otros medios sí poseen. En mi ánimo estaba el provocar alguna iniciativa para continuar por ese camino, para reflexionar al menos sobre ese problema.
 
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