Sunday, December 10, 2006

 

La mirada del deseo en el comic erótico

Cojamos cualquier comic. Veremos a unos personajes interactuando, hablando entre ellos, desplazándose entre las viñetas… Estos personajes ignoran que les estamos mirando. Actúan con naturalidad porque el lector está ausente del relato: se oculta, es invisible.

La mayoría de los relatos se estructuran de esta manera. Existe, sin embargo, un género narrativo en el que esto no es así. Me refiero a los comics eróticos.

Tomemos por ejemplo a Milo Manara. En los comics de Manara, los personajes, y especialmente las mujeres, saben que les estamos mirando y reaccionan de una manera curiosa: nos miran también. Nos miran de manera directa, desnuda, provocadora. Nos miran a los ojos.

Esto sólo ocurre en este género. En los demás géneros los protagonistas nunca miran al lector. Sólo se miran entre ellos porque el lector está siempre fuera de la escena, fuera del relato.

En algunos relatos de Daniel Clowes o Adrian Tomine los personajes también nos miran, pero la función narrativa de ese efecto es diferente. Los personajes de Clowes y Tomine que miran al lector son personajes inadaptados, que están incómodos dentro del relato y reclaman al lector que les saque de la obra. Son las miradas desesperadas de unos personajes que suplican salir del mundo claustrofóbico en el que están encerrados.

En los comics eróticos la función de la mirada al lector es muy diferente: es una mirada seductora, de complicidad, que busca invitar al lector a entrar en la obra, a participar en el relato.

Son miradas que indican que el lector es, y no los personajes, el verdadero protagonista de la obra.

Existen otros recursos para visualizar este protagonismo, además de la mirada al lector. El principal es la disposición de los personajes en la viñeta. Estos se sitúan de tal manera que nada pueda escapar a la mirada del lector. Lo más importante siempre es visible; lo más relevante siempre se muestra.

En los relatos pornográficos no hay lugar para la elipsis, no hay espacio para el silencio. La composición de las viñetas se estructura de manera a privilegiar el punto de vista del lector. Los personajes se organizan de manera a facilitar la completa visión de toda la escena por parte del lector: en este sentido podemos decir que no hay más perspectiva que la del lector.

Pero sin duda, la mirada directa al lector es el recurso más llamativo en los relatos pornográficos. Pensemos en esas miradas retadoras, descaradas y lascivas que las mujeres de Manara dirigen al lector. Estas miradas revelan lo importante que el espectador es para la historia.

Las mujeres de los relatos pornográficos nos miran y callan; no dicen nada. Simplemente se percatan de nuestra presencia.

Su mirada nos descubre. Su indiferencia nos aprueba.

Las mujeres de Manara saben que el lector está allí, mirándolas. Y lo más importante: saben que no es un voyeur. En efecto, el lector no espía, no se esconde, no elude la mirada de las mujeres: la sostiene.

Al contrario que en otros géneros narrativos, el lector no está de más en la escena. No es un intruso ni un extraño. Si en otros géneros el lector se asoma a la escena, asiste a una historia y lee una serie de acontecimientos que ocurren independientemente de su presencia, en los comics eróticos los personajes desfilan y posan para él.

En los comics eróticos, los personajes ni siquiera actúan: al contrario, posan y desfilan, a veces de manera mecánica, para adaptarse a la perspectiva de quién mira, de quién lee. Existe, pues, una jerarquía de la mirada en los relatos pornográficos.

En este sentido podemos decir que el lector es imprescindible para el desenlace narrativo de los comics eróticos: sin su presencia, la obra no está completa.

Creo que en ningún otro género tiene el lector tanto poder y tanta relevancia narrativa como en el comic erótico.


Comments:
Un escrito impresionante, Lector de comics. De un tiempo a esta parte he ido discutiendo con algunos amigos el tema de las potencialidades desperdiciadas del erotismo y la pornografía en el cine, y nuestras ocurrencias creo que podrían aplicarse, mutatis mutandis, al cómic. En efecto, yo defendería como valiosos ciertos clásicos de los pioneros del porno más o menos legal, en especial en películas como "Behind the Green Door", "History of Joanna", "The Opening of Misty Beethoven", "Eruption", "V the hot one" (aunque sólo fuera por el protagonismo de Annette Haven) y, especialmente, "The Devil in Miss Jones" (la primera y sólo la primera). En estas y otras películas me parece entender que la libertad para rodar escenas sexualmente explícitas abría un campo inexplorado y que había que colonizar. Pero algo me dice que las posibilidades que, a niveles tanto estéticos y formales, como temáticos y dramáticos, se han ido desperdiciando entre dos extremos. Por un lado, el "porno-pop" o "porno-burguer", o sea, el cine X de consumo directo y sin un mínimo de interés artístico -ni otro que no sea el pajilleril, vamos-. Por otro lado, la pseudomoda de incluir alguna escenita de sexo explícito en la película pedantilla de turno, como para demostrar un espíritu transgresor que hace buena la concepción dialéctica: quien más transgresor se muestra, cuando nadie se lo va a impedir, es quien más desea el regreso la censura. Hay honrosas excepciones, creo -el incomprendido Gaspar Noe, por ejemplo-, pero ésta me parece, de lo que yo conozco, la tónica general.

Volviendo al cómic, pocos me parece que hoy en día aprovechen realmente las posibilidades que se abren en el género erótico. A autores que hoy son clásicos, como Manara o el interesante -por lo experimental, sobre todo- Guido Crepax les está costando, creo yo, encontrar relevo. Hay un porno de consumo, sí, y no hay prácticamente álbum de BD "adulto" que no incluya su cuota de viñetas de desnudo -femenino-, venga a cuento o no. Pero hay que bucear en autores como Charles Burns o Dave Cooper para encontrar a gente que ha sacado auténtico partido de la mostración explícita, vouyerística, directa, de los elementos carnales, aunque ctónicos, incluso viscosos, elevando las potencias del deseo desde su raigambre material-maternal, nutricia- hasta las sublimaciones más apolíneas.

Ay, que se me ha vuelto a olvidar la pastilla y he vuelto a soltar un rollo. Mil perdones, señor Lector, de que hoy haya sido usted mi víctima. Si no he sido mucha molestia, y no tiene inconveniente, espero volver a visitarlo.

Saludos.
 
Ay, me voy a hacer pesado, pero acabo de darme cuenta que he conseguido soltar un rollo sobre erotismo sin mencionar a Bataille. ¡Vaya, acabo de hacerlo! ;)
 
Bueno, bueno... tu comment bien daría para un post!! Estoy de acuerdo contigo. El problema del género erótico, creo yo, es que se ha desentendido de su función poética, plástica y narrativa. Creo que su función más generalizada, a día de hoy, es su función instrumental; la función artística se ha dejado de lado. Eso es una pena como bien dices y desaprovecha multitud de recursos que podrían utilizarse para elevar el nivel de los argumentos. Por lo que hace a Bataille... siempre será bienvenido. En algún post he hablado de él, aunque no desde el punto de vista erótico. Saludos!
 
A propósito de Crash decía David Cronenberg que el porno injertaba entre escenas carentes de argumento (los polvos) breves líneas argumentales anodinas con propósito narrativo: entra el butanero, conversa con la moza y se acabó. O mejor, "y todo empieza".Así, lo principal, el sexo, no nos cuenta nada.
Crash según cronenberg operaba al revés: desposeyendo de contenido los interludios, todo lo que cuenta esa película lo cuenta en las escenas de sexo, que, frente al porno, sobreabundan en contenidos, mensajes y tesis.
El problema del pajiporno es su falta de ambición más allá de las meramente voyeurísticas. Es un útil, que cantaba Smog, como una vela, con un fin práctico, sólidamente definido. Un instrumento destinado a un fin (que no es la expresión artística, obvio).
Yo de porno me quedé en la del plus, así que no sé si existe otra vía, pero pienso que si se practica, ya entra en otra categoría, en tanto que su discurso, como en Crash, trasciende lo utilitario/materialista. No sé, erotislo hardboiled, si quieren.
Otra cosa, no se puede decir que una película que contenga sexo explíciro sea, por ello, porno. No si carece del objetivo, su utilidad no tiene por qué ser la de lo pornográfico. En el cómic, gracias a la magia del dibujo, del trazo expresivo...con un relato de sexo puro podría expresarse más que un brindis a lo voluptuoso o un trampolín al onanismo. Se hace, de hecho...
 
Pasaba por aquí y me he parado para desearte felices fiestas, Lector de comics, y lo mejor para el año próximo. Y espero que mantengas activa esta excelente bitácora, donde seguiremos teniendo el gusto de leerte.
 
Espero que Papa Noel te haya traido mucha felicidad (aunque seas seguidor de "magos orientales"). Y que hoy, dia de navidad, suponga el comienzo de una vida aun mas completa y feliz.
(ah: y que te hayan regalado un saco de comic variados).
Un saludo.
 
Hola.

Tengo cómics de Manara y si, se plasma lo que sustentas, sólo que en los cómics eróticos, todo parece hecho especialmente para el placer masculino. Creo que esa es una limitación.


Grandes salutes.
 
"A ver qué nos sale cuando veamos el Lost Girls de Alan Moore. Precisamente allí, buscando ahondar en esa función poética y vitalista del porno, creo que se excluye esa dimensión de diálogo con el lector que tú comentas"

Pues sí y no, Toni. A falta de acabar el tercer tomo, te puedo decir que la sensación no es ni mucho menos la misma que al leer a Manara, es bastante más alejada, como mucho a modo voyeur a través del ojo de una cerradura, y los largos textos de apoyo de Moore hacen que la sensación de alejamiento aumente. Y por otra parte, los distintos capítulos se estructuran como cuentos que se narran unos personajes a otros, haciendo que puedas sentir que te están hablando a tí directamente. Me temo que voy a necesitar más de una lectura para aprehenderlo. En cualquier caso, es el mejor cómic erótico que he leído nunca (aunque ya digo que no lo he terminado aun), y de lo mejorcito que he leído en los últimos años, así, en general. Pero bueno, generalmente Moore me flipa bastante, me encanta ir pelando las capas de cebolla de sus historias...

Respecto a lo que comenta no fui yo:

"hay que bucear en autores como Charles Burns o Dave Cooper para encontrar a gente que ha sacado auténtico partido de la mostración explícita"

No sé si has leído "Ripple: A predilection for Tina" de Dave Cooper (hice la reseña en Entrecomics), pero si Lost Girls es el mejor cómic porno que he leído, este es el segundo. No porque sean más porno ni te pongan más cachondo que otros, sino porque a diferencia de lo que suele suceder, es decir, que se use el tebeo para contar una historia porno, aquí se usa el porno para hacer un pedazo de cómic, con profundidad psicológica, con recursos narrativos, con credibilidad. El Ripple lo tiene en cartera Ricardo Mena para publicar en Dolmen.
 
PREHISTORY - EROTIC ART

http://www.arterupestre-c.com



As we can see through different images, they had sexual intercourse with animals, homosexual relations and more than two people at the same time.



http://www.arterupestre-c.com/1000.htm

Venus - Venuses

http://www.arterupestre-c.com/1000ven.htm



There is o ne sculpture that is emblematic, found in 1908, after lots of research and different epochs being affirmed as the real o nes about this sculpture, now they believe it was done around 24,000-22,000 BC.



It shows a woman with a large stomach that overhangs but does not hide her pubic area. A roll of fat extends around her middle, joining with large but rather flat buttocks, there's no face and seems that at this place there is a hat or even hair rolled up o n the head.



Her genital area would appear to have been deliberately emphasized with the labia of the vulva carefully detailed and made clearly visible, perhaps unnaturally so, and as if she had no pubic hair. This, combined with her large breasts and the roundness of her stomach, suggests that the "subject" of the sculpture is female procreativity and nurture and the piece has long been identified as some sort of fertility idol.



The fact that numerous examples like that of a female figure. All generally exhibiting the same essential characteristics - large stomachs and breasts, featureless faces, minuscule or missing feet - have been found over a broad geographical area ranging from France to Siberia. That suggests that some system of shared understanding and perception of a particular type of woman existed during the Paleolithic.
 
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